Llama la atención ver que en las cabinas de videojuegos, niños menores de 10 años se ríen hasta las carcajadas al observar en las pantallas que un grupo de ladrones y asesinos, después de cometer sus crímenes, se enfrentan y persiguen a los policías quienes huyen despavoridos. Lo anterior, dice mucho acerca de la influencia negativa, que este tipo de juegos ejerce sobre los niños y jóvenes, pues trastoca los valores que rigen el buen proceder en nuestra sociedad.
Lo que ocurre en la ficción, no está muy lejos de la realidad, en algunos barrios de la capital, cuando el carro patrullero de alguna comisaría, alertado por la vecindad, acude a brindar ayuda, los policías salen perseguidos por una turba de delincuentes que, en muchos casos llegan a los cincuenta integrantes. En otras ocasiones nos enteramos, a través de los diarios la casi arbitrariedad de algunos jueces quienes dictaminan sanciones con las personas que defendiendo su integridad física, actuaron contra un delincuente.
Hace poco, en los medios de información apareció la noticia acerca de un joven, que actuando en defensa propia, mató a un delincuente, debido a ello, la autoridad encargada del caso ordenó la detención del muchacho. Esto nos lleva a meditar que ¿acaso los ciudadanos hemos perdido el derecho a la defensa propia? ¿Qué en nuestro país la justicia se ejerce al revés? Esperemos que la situación del joven detenido sea resuelta de manera positiva y las autoridades que sí se comprometen con la justicia, se orienten a garantizar el derecho a la legítima defensa. De lo contrario practicar la justicia al revés, traería como consecuencia, que la ficción de los videojuegos, en el futuro se convierta en una espantosa realidad.
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