lunes, 30 de enero de 2012

EXTORSIÓN DESDE LAS CÁRCELES

La Dirección de Investigación criminal (Dirincri)  ha reportado la cantidad  de 3.000 chips para teléfonos celulares, los mismos que son utilizados para extorsionar desde la prisión de Lurigancho entre los 7.000 internos. A raíz de las denuncias de las víctimas  el Poder Judicial ordenó el levantamiento del secreto de las comunicaciones. De este modo se determinó que el reporte de llamadas  provenía de la cárcel, desde ahí  los reos  operaban en complicidad de otras personas  que  están libres. Lo lamentable es que las empresas de telefonía actúan con suma lentitud para levantar el secreto de las comunicaciones, esto impide  desbaratar  a las bandas extorsionadoras.
Es sorprendente el hecho de que  el 95% de estas llamadas extorsionadoras  sale de la cárcel , ante esto,  el jefe del  INPE manifestó que por falta de presupuesto no se  puede comprar bloqueadores y ahora solo se limitan a decomisar celulares en los penales del país. Esta  situación también  se presenta en otras cárceles de Lima donde cada vez, después de  una requisa,  vuelven a encontrarse los mencionados aparatos. Lo lamentable es que las empresas de telefonía actúan con suma lentitud para levantar el secreto de las comunicaciones y esto impide  desbaratar  a las bandas extorsionadoras.
Esta modalidad de chantajes se vio  primero en Trujillo, pero los cabecillas de las bandas que operaban allá fueron trasladados a  otros penales ya en Lima  se propagó  esta forma de chantaje. Generalmente las víctimas son los comerciantes de los conos, también las empresas constructoras  extorsionadas por bandas de construcción civil y  los dueños de chifas  por la mafia china del Dragón Rojo.
El congresista  nacionalista Agustín Molina tiene una propuesta legislativa para frenar esta situación, la cual se orienta a sancionar a aquellas personas que intenten o hagan ingresar al penal armas, municiones, explosivos o celulares. En caso de que sea un servidor del INPE, quien incurra en esta falta,  la pena de cárcel sería de 10  a 15 años. Se espera que esto sea debatido en la Comisión de justicia del Congreso. Además la pena se extendería para aquel interno que tenga en su poder estas armas,  con una pena no menor de seis ni mayor de 8 años, los cuales se añadirían a su proceso judicial. La aprobación de este proyecto es urgente y  necesaria para  frenar esta modalidad y  la corrupción en los penales.
El año pasado, la institución policial atendió 365 denuncias de extorsión a empresarios y familias, pero esta cifra no incluye otras dependencias.

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