domingo, 15 de enero de 2012

La Comida chatarra ¿Qué hacer?

En el diccionario  el  término “chatarra”  se refiere  sustancialmente a “desecho,” e “inservible” Es el caso de la comida chatarra,  cuyos componentes son ricos en grasas trans, dulces ultra procesados y elementos estabilizadores. Estos reducen la posibilidad de una sana nutrición porque no aportan nutrientes en la alimentación y perjudican la salud de los consumidores.

Estas últimas semanas, como consecuencia de las  declaraciones del Ministro de salud, Alberto Tejada, de estar a favor de la posible aplicación  de un impuesto a la comida chatarra,  aparecieron  diversas reacciones acerca de ello. Una es, por ejemplo, la que manifestó la crítica gastronómica, María Elena Cornejo, calificando esta intención como “una completa estupidez”, para ella,  la clave principal está en  la educación antes que en la sanción.  Para el cocinero Gastón Acurio, constituye una medida injusta, incorrecta, arbitraria, absolutista y atentatoria de la libertad, sin embargo, no dio explicación a sus aseveraciones. La nutricionista Milagros Agurto considera que  antes de sancionar, primero se debe señalar  qué alimentos son considerados dentro de dicho rubro para no confundir a la población.

Una posición  acertada es la que propone la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como la de restringir en todos  los quioscos de las escuelas peruanas la venta de comida “chatarra.” Es también allí donde, de manera indiscriminada ofrecen productos que no son  saludables cuyo consumo produce sueño y lentitud perjudicando el aprendizaje de los estudiantes. Un requisito para poder concesionar debería ser el compromiso del vendedor a expender productos nutritivos y por qué no, a promover el consumo de productos andinos tan saludables y necesarios para el desarrollo físico e intelectual de los  niños y jóvenes, quienes se encuentran en  etapa  de crecimiento.

También es prioritario considerar el trabajo de la escuela con los padres, pues ayudaría mucho el  hacerles tomar conciencia  acerca de la importancia que tiene para el presente y futuro de sus hijos, el conservar, en la familia, hábitos saludables  en el consumo de alimentos.

Así se estará  contribuyendo, en gran medida  a prevenir daños en la salud de las futuras generaciones.

Otro aspecto a desarrollar es el  énfasis en la educación al consumidor, la amplia difusión al respecto es muy importante, ya que  una población bien educada sobre el tema, estaría en capacidad de  elegir a conciencia, lo que le hace bien y lo que no debe adquirir. La desinformación  solo favorece a los productores de comida chatarra cuya única intención, por encima de otras, es ganar dinero.
Respecto a las  preferencias en el consumo de productos, está  la enorme influencia que ejerce  la publicidad. Esta emplea  estrategias que refuerzan la capacidad de persuasión sobre el público, especialmente  de  aquellas personas que no pueden asumir una posición crítica frente al bombardeo de la publicidad cuyos mensajes en la mayoría de los casos, son subliminales, creando así hábitos de consumo no saludables. Ante este problema es necesario que las autoridades  trabajen en defensa del consumidor, no olvidemos que  el tema de la salud es prioritario, pues de seguir así, según la OPS, 9,000 millones de dólares se perderían anualmente; 6,000 en horas hombre debido a la enfermedad y 3,000 por el tratamiento que ello demandaría.

Al respecto, es  evidente la necesidad de tomar medidas  necesarias, pues la inercia de las autoridades frente a este tema, hará que los jóvenes de ahora sean los futuros diabéticos, cardiacos, hipertensos, etc. entre otras enfermedades. 
Por todo lo anterior, el tema de la comida chatarra no debe salir de la agenda de los  Ministerios  de Salud y Educación, éstos  tienen una importante labor que cumplir, para ello deberán  ejecutar acciones coordinadas poniendo en marcha un plan  efectivo  que priorice los intereses de la población  antes de todo.

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