Las noticias sobre la violencia en todas sus formas siempre han sido frecuentes en los medios informativos, sin embargo, el incremento de asesinatos especialmente de mujeres, está tomando dramáticos índices de ascenso en los últimos tiempos, este delito está tipificado como feminicidio.
Dicho término no figura en el diccionario de la Real Academia Española, es un neologismo creado por el vocablo inglés femicide, que se refiere al homicidio de mujeres por razones de género. Este último se considera un elemento agravante o constitutivo del hecho violento, al margen de los asesinatos por otras causas.
En el mundo entero, la violencia ejercida contra la mujer es un problema heredado de una cultura con modelos patriarcales, donde se visualiza la imagen de la mujer como un objeto merecedor de ser maltratado por el otro sexo, especialmente cuando el agresor siente que está perdiendo dominio sobre ella. Dicha violencia se ejerce en todos los niveles socioeconómicos, sociales y credos religiosos.
Respecto a las responsabilidades que deben asumir los organismos competentes, existe un caso ejemplar como la sentencia que recibió el Estado de México por la Corte Interamericana de Derechos, el 16 de noviembre de 2009, declarándolo culpable de violentar el derecho a la vida, integridad y la libertad personal, por el hecho de no investigar adecuadamente la muerte de varias jóvenes mexicanas, quienes habían sido violadas con extrema crueldad en la ciudad de Juárez el 2001. En dicha sentencia el Alto Tribunal define el feminicidio como “homicidio de mujer por razones de género” y se pide al Estado impedir e investigar casos similares en el territorio mexicano.
En el Perú el feminicidio no es un caso aislado, este es un problema social que responde a un contexto de violencia y discriminación contra la mujer, que se viene incrementando cada año. Además es sabido que las cifras de las denuncias recepcionadas no reflejan la total realidad porque en muchos casos las mujeres no denuncian por temor y porque no encuentran garantías para su vida en las instancias a donde ellas acuden. En esta situación contribuyen los medios de comunicación sensacionalistas, como el caso de algunos diarios que para informar sobre los asesinatos contra mujeres emplean titulares con lenguaje despectivo que reflejan una total discriminación y falta de respeto por el sexo femenino. Esto favorece que a nivel social se acepte en el imaginario colectivo, como un hecho casi normal, la violencia contra la mujer.
La ley
Desde el 27 de diciembre del 2011 el Pleno del Congreso de la República oficializó la ley de feminicidio, que modifica el artículo 107 del Código Penal, mediante el cual se castiga hasta con 25 años de cárcel por el asesinato ejercido sobre una cónyuge o conviviente o sobre una mujer que ha estado ligada por una relación sentimental con el asesino, también para sancionar los asesinatos que ocurran en un contexto de discriminación de género.
Según el INEI, 4 de cada 10 mujeres, son víctimas de violencia por parte de sus parejas. En los Centros de Emergencia Mujer (CEM) se han reportado 6259, casos de violencia contra la mujer, sólo entre enero y febrero del presente año. Sin embargo la Ministra de la Mujer últimamente afirmó que la mencionada ley no está siendo aplicada como debe ser, pues de 11 casos denunciados en lo que va del año, sólo dos han sido calificados como feminicidio.
A esto debe añadirse el trabajo de las Comisarías, quienes deben responder con mayor seriedad frente a las denuncias que reciben sobre maltrato de las parejas, pues de no hacerlo las víctimas están más expuestas al peligro y el agresor aprovecha la situación de desamparo para ejercer dominio sobre ellas y maltratarlas. Además las estadísticas señalan que muchas mujeres anteriormente habían denunciado su situación, pero igual terminaron siendo asesinadas. Lo cual refleja su situación de desamparo en estos casos.
Lo que más llama la atención es saber que los agresores forman parte del entorno social cercano a la víctima, siendo así, este contexto se vuelve potencialmente peligroso para ella quien empieza a recibir violencia física, psicológica o sexual para después terminar siendo asesinada.
Por ello es fundamental señalar que todas las organizaciones del Estado y la sociedad civil promuevan estrategias para prevenir y resolver casos de feminicidio en el país, ya que estas atrocidades que son cometidas diariamente deben ser investigadas y condenadas tomando como punto de partida la defensa de los derechos humanos de todas las personas.
Las Casas de Refugio: alternativa de resguardo y prevención.
Después de pasar el jardín grande de la casa, en la puerta nos recibe Irma Arias Guevara quien a sus 78 años demuestra una vitalidad increíble y con un gesto amable nos invita a pasar. Lo primero en que nuestros ojos se fijan es un cartel con la inscripción “Aquí se respeta a la mujer” pegado en una vitrina, dentro de ella aparecen varios trabajos de manualidades elaborados por las mujeres que viven allí.
Se trata de la casa de refugio “Hoy por ti mujer”, en el distrito de San Juan de Lurigancho. Dicho lugar es un albergue temporal que sirve de refugio a las mujeres víctimas de violencia que pudieron escapar de sus parejas cuando su vida corría peligro. Irma Arias es una de las fundadoras, refiere que hasta el año pasado recibían la ayuda de la ONG Tacif, que les proporcionaba materiales para los talleres de pastelería, manualidades, costura y chocolatería, con la finalidad de que logren reinsertarse a la vida laboral y social.
Su misión también es ayudarlas a enfrentar su situación para que puedan romper la independencia emocional y económica que tienen con su agresor. Allí les ofrecen un lugar donde dormir, alimentación y apoyo psicológico. Antes de llegar allí, previamente, el caso de cada mujer es estudiado en los CEM, si la víctima no tiene familiares que garanticen su seguridad entonces las derivan a una Casa de Refugio, la misma que pertenece a la RECARE (Red Nacional de casas de Refugio) “Las mujeres que se albergan acá no son del lugar porque anteriormente ya hemos tenido el ataque de maridos furiosos que han venido a hacer escándalo, pero felizmente con el apoyo de la comisaría no se llegó a más, desde entonces ellas vienen de lugares alejados para que su agresor no las encuentre. “Nos refiere Irma y con la misma amabilidad sigue contando: “Aquí han estado mujeres de distintas partes del mundo, haitianas, venezolanas, argentinas, españolas, porque la violencia del hombre contra la mujer se da en el mundo entero y en todos los estratos socioeconómicos. Muchas mujeres de todas las profesiones, también sufren esto pero no siempre lo dan a conocer por vergüenza. Así nos cuenta aquella mujer cuyos actos reflejan generosidad y vocación de servicio que los heredó de su madre. Irma ha viajado como invitada a distintos países para exponer el modelo con el que trabaja en la Casa de Refugio que administra desde hace más de diez años. Nos despedimos de ella con la admiración de ver a una heroína que a sus 78 años irradia vitalidad para ayudar a otras mujeres que necesitan levantarse y tomar un nuevo rumbo en sus vidas.
En este contexto de violencia a la mujer, dichos albergues constituyen una opción de resguardo y prevención frente al feminicidio imperante en la actualidad. El anhelo de que la situación se torne distinta, solo depende de todos nosotros, especialmente cada vez que dejamos de ser simples espectadores para convertirnos en defensores de la paz con el sueño de vivir en un mundo sin violencia.
Felicitaciones, excelente artículo.
ResponderEliminarEl problema es bastante complejo, multicausal.
Hay que trabajar mucho en relación a la equidad de género.
Gracias Nelson.
EliminarRespecto al problema es necesario aplicar las leyes que existen y hacer respetar los derechos de las mujeres sin que les tiemble la mano a las autoridades. No puede ser posible que hayan mujeres que tengan que pasar su vida refugiadas en una casa con el temor de perder la vida.